CIUDAD DE MÉXICO DF, México – El subdesarrollo como concepto nace a partir de la Segunda Guerra Mundial. Estados Unidos, al ser el gran vencedor de la contienda, colabora mediante el Plan Marshall en la reconstrucción de Europa. Este país, junto con los aliados, edifican el nuevo sistema económico y político mundial. Se crean los Organismos Financieros Internacionales como: el Banco Mundial (BM), Fondo Monetario Internacional (FMI), las Naciones Unidas (NN.UU.), etc. Al terminar la Segunda Gran Guerra, Estados Unidos estaba en posesión del 50% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial, aunque a nivel geopolítico muchos países de África y Asia continuaban siendo colonias de los países de Europa. En el caso de los hoy países de África, muchos ya eran proveedores de materias primas durante dicha época, pero existían regiones cómo América Latina que habían alcanzado 100 años atrás la independencia de los países europeos y estaban en busca de mejorar los niveles de vida de su población en general.
En este contexto de construcción de un nuevo orden internacional de posguerra, los países del centro de la economía mundial hacen el compromiso de colaborar con los países “underdevelopment” (1)Término que fue traducido al español como subdesarrollado. para que superen la pobreza, los bajos niveles de educación y salud, y así, puedan encaminarse hacia el desarrollo industrial. Es decir, que logren hacer la trayectoria de país primario exportador a secundario exportador, pero tomando como referencia que el punto de llegada es el modelo de desarrollo económico que presentaba la economía de los EE. UU. Para esta época, los países de América Latina poseían diferentes tipos de capitalismo tal como afirmó Agustín Cueva (1990) en su libro, “El Desarrollo del Capitalismo en América Latina” [1], y por lo tanto, diferentes grados de desarrollo. El capitalismo se desarrolló con mayor rapidez en Argentina, Brasil, Chile, México y Uruguay. Cada uno de esos países poseía características particulares en relación a su estructura productiva y social. Pero como dice claramente Cueva (1990), estos países poseían una clase media asalariada y con mayor cualificación que en los países Andinos y Centroamericanos, debido a la fuerte migración que recibieron de Europa, en el contexto del surgimiento del fascismo y la Segunda Guerra Mundial, mientras muchos de los países Andinos y de Centro América mantenían sus estructuras productivas coloniales intactas. Y eran fundamentalmente países producto y primario exportadores, por ejemplo: Colombia (café), Ecuador (banano), Cuba (caña de azúcar) Perú y Bolivia (minería), etc.
Al terminar la Segunda Guerra Mundial empieza la Guerra Fría y trajo consigo los movimientos de liberación de los pueblos de África. En este continente se forman otros estados-nación bajo la premisa de que la colonización de esos pueblos era la causa principal de los altos niveles de pobreza y mortalidad. Es así, que parece que existe una única trayectoria para el mundo “underdevelopment”. La visión que se tenía era que la única forma en que los países de América Latina abandonen el estado de subdesarrollo era que sigan la trayectoria de los países industrializados, de lo contrario estaban condenados a ser proveedores de materias primas y dependientes de la demanda de estos productos en el mercado internacional y del alto nivel de volatilidad de los precios internacionales de esos productos. Los economistas de América Latina pensaban que era necesario la creación de una teoría del desarrollo (referencia). Es así que realizaron muchas investigaciones en el contexto de este campo, los autores fundamentales para estudiar la teoría del desarrollo son: Raúl Prebisch y Celso Furtado.
Desarrollo en América Latina
América Latina y sus gobiernos se embarcaron en procesos de intentar dejar atrás el subdesarrollo siguiendo la trayectoria de la industrialización, los países más representativos de América Latina por el tamaño de sus economías adoptaron como política pública la implantación del modelo de sustitución de importaciones. Es decir, desarrollar la tecnología necesaria en el campo industrial para sustituir las importaciones de bienes de capital desde los países desarrollados, eliminando la dependencia, para evitar el deterioro de los términos de intercambio y fortalecer el mercado interno. En las décadas de los 60’s y 70’s muchos países de América Latina tuvieron tasas de crecimiento económico superiores al 5% (referencia). Pero en los 70’s, los altos precios del petróleo fueron muy atractivos para muchos gobiernos de países petroleros (por ejemplo: Ecuador, Venezuela y México). Esto los llevó a realizar inversiones en el campo de las industrias intermedias (refinerías) bajo la expectativa de que los precios del petróleo no caerían dramáticamente, lo cual ocurrió algunos años después.
En la época de la bonanza petrolera los países latinoamericanos adquirieron muy fuertes deudas, y aunque muchos desarrollaron industrias manufactureras, los niveles de productividad nunca fueron suficientes para poder competir con los países desarrollados. Lo que si quedaba claro de acuerdo a la evolución de los acontecimientos desde la Segunda Guerra Mundial, es que la teoría del desarrollo económico agrupa a los países en centrales y periféricos, y aunque se había tratado de seguir la senda del crecimiento económico a través de la industrialización, el modelo de sustitución de importaciones no había logrado ese objetivo. La década de los 80’s, conocida también como la década pérdida, América Latina se encuentra con altos niveles de endeudamiento con la banca internacional, con un entorno internacional en que los precios de los productos primarios de exportación están a la baja, pero estos países tienen necesidades de financiamiento para poder cumplir con sus obligaciones y operar sus presupuestos del Estado. En el mundo en esta década ha resurgido la economía neoclásica, en su expresión más radical: el neoliberalismo. Los principales defensores y exponentes de este modelo fueron Margaret Thatcher (Inglaterra) y Ronald Reagan (Estados Unidos).
Los países de América Latina se ven «obligados» a endeudarse con los organismos internacionales, principalmente con el FMI, con el objeto de tener recursos para financiar sus presupuestos del Estado. Pero a cambio deben aplicar las políticas del Consenso de Washington como: la reforma fiscal, reforma laboral, reforma financiera y la apertura comercial. Estas medidas se convierten en axiomáticas para todos aquellos países que deseen obtener recursos de los Organismos Financieros Internacionales y como única receta que les permita alcanzar el crecimiento económico.
La experiencia de México
En el caso de México, a partir del gobierno del Presidente Miguel de la Madrid, se dan los primeros pasos para que el país entre en el proceso de cambio de modelo y adopte las reformas necesarias para que sea una economía abierta e integrada al proceso de apertura económica global. La caída de la URSS, acelera el proceso de globalización económica, México realiza reformas necesarias para firmar Tratados de Libre Comercio (TLC), especialmente con Estados Unidos y Canadá con el objeto de implantar la ortodoxia económica que le permita llegar al equilibrio general competitivo y así lograr altas tasas de crecimiento económico similares a las de época del desarrollo estabilizador. La economía mundial cambia completamente y se convierte en interdependiente y de libre flujos de capital. El capital financiero desplaza en el control de los estados nación al capital industrial y la etapa denominada de financiarización de la economía está pleno auge. Las crisis financieras internacionales no tardan en llegar, y con el comienzo de estas los primeros en sufrir los embates de los capitales golondrinas son: Argentina, Brasil, México, Rusia y el este de Asia. América Latina ya en esta época (década de los 90`s) había abandonado el modelo de sustitución de importaciones, pero seguía exportando materias primas cómo único mecanismo de acumulación de capital y divisas. Es decir, la región no había abandonado el subdesarrollo después de tratar de alcanzar la industrialización.
El desarrollo de la tecnología y las innovaciones financieras que vienen desde la década de los 70`s coadyuvan a la interdependencia económica global y a la deslocalización de la corporación multinacional. Una parte de la cadena de valor (manufacturas) se desplaza a las zonas del llamado tercer mundo dónde aprovechan los bajos costos de mano de obra, pero las áreas de ingeniería del proyecto y marketing se quedan en los países desarrollados dónde existe mayor nivel de conocimiento y especialización. Los países en vías de desarrollo empiezan aplicar reformas estructurales (bajas tasas de impuesto a la renta, flexibilización laboral y disminución de los controles ambientales relacionados a la producción), estas reformas tienen como objeto presentar al país como destino atractivo para maquilar manufacturas, y en el caso de China aprovechar esa inversión extranjera directa cómo mecanismo de acumulación de capital. Los países de América Latina en la década reciente han alcanzado altas tasas de crecimiento económico (excepto México que ha crecido a una tasa bastante modesta de 2,9% en promedio en los últimos 30 años). Los gobiernos de corte progresista de Argentina, Bolivia, Ecuador y Venezuela, han priorizado que los excedentes de la exportación de los productos primarios no vayan a pagar deuda externa, sino que se dirijan hacia el gasto público en salud, educación e infraestructura. Pero el crecimiento sigue atado a la renta de la naturaleza en los países primarios exportadores, y aunque México es secundario exportador esto no ha sido motivo para elevar el nivel de crecimiento económico y disminuir los niveles de pobreza.
En conclusión podemos decir, que nuestros países no han abandonado el subdesarrollo, aunque es la primera vez en que la región Latinoamericana se han dados procesos de integración económica y se han creado instituciones de tipo regional como el ALBA (Alternativa Bolivariana para las Américas), UNASUR (La Unión Sudamericana de Naciones), el Banco del Sur, entre otras iniciativas que son muy importantes para un cambio y el establecimiento de las bases para que América Latina avance. Pero es necesario indicar que el desarrollo es cualitativo y no solo cuantitativo, no basta con el crecimiento de la economía, las exportaciones o el PIB per-cápita como indicadores de éxito, los países deben de acompañar esta senda de crecimiento con reformas estructurales que vayan dirigidas a la creación de instituciones consolidadas que permitan una redistribución del ingreso y equidad social, para que de esta manera exista procesos de inclusión social y cobertura universal en salud, educación y vivienda para toda la población en su conjunto.
Referencias
Notas
1. | Término que fue traducido al español como subdesarrollado. |
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