NEW YORK, EE. UU.- El próximo gobierno del Ecuador—que asumirá sus funciones el 24 de mayo de este año— heredará una situación macroeconómica sumamente complicada, caracterizada por tres desequilibrios fundamentales[2]. El primero es un desequilibrio fiscal, asociado a la inviabilidad del abultado gasto del sector público frente a la caída de los ingresos petroleros. El segundo es un desequilibrio interno, asociado a la contracción de la demanda en el mercado doméstico que ha llevado a un proceso recesivo y a la destrucción de buenos empleos. El tercero es un desequilibrio externo, asociado a la sobrevaloración del tipo de cambio real que implica una fuerte pérdida […]